fe de erratas

31 dic 2011

Brindis de Año Nuevo. Arturo Alcalde Justiniani

sábado 31 de diciembre de 2011

Brindis de Año Nuevo. Arturo Alcalde Justiniani


Compartir con familiares y amigos un brindis por el año que termina y el que se inicia es ya una tradición en nuestro país. Haciéndonos partícipes de ella, queremos hoy brindar de esta manera.

Primero, por los hombres y mujeres que durante este año han luchado en México y en el mundo por lograr igualdad, justicia y dignidad; por los que no se han conformado con el despojo que pretende convertirse en forma de vida. Recordamos a todos aquellos que luchan en contra de la pobreza y la opresión, y que exhiben el fracaso de gobiernos que prometieron mucho y cumplieron poco, aun de algunos que se ostentan como democráticos.


Por los que perdieron a sus seres queridos como consecuencia de esta violenta locura que pretende justificarse como política en favor de la seguridad. Por las mujeres víctimas de los feminicidios; a quienes siendo trabajadoras, amas de casa, estudiantes, jóvenes o niñas, se les truncó la posibilidad de tener presente y futuro.


Por las otras víctimas de políticas económicas equivocadas que incrementan la desigualdad y la miseria; por los trabajadores del campo, cuya situación se agrava en estos días por las sequías que han destruido las pequeñas economías de subsistencia, generando hambruna creciente, lo cual debería ser motivo de vergüenza para las falsas conciencias, esos fariseos que desligan su derroche personal de la pobre condición de sus supuestos hermanos. Por las comunidades indígenas, que como en la tarahumara, sufren un abandono creciente, quienes temen que el próximo año será peor que el anterior.


Por los jóvenes que se están organizando y alzando la voz para defender su presente y su futuro, contrastando con todos aquellos que piensan que el éxito sólo es posible con la transa, la relación privilegiada o el negocio sucio. Por los jóvenes y estudiantes que han encontrado en Morena (Movimiento Regeneración Nacional) una oportunidad de participar activa y responsablemente en la construcción de otro mundo distinto al que se les pretende imponer; jóvenes que desmienten la tesis de que todas las ilusiones y esperanzas se han perdido para ellos.


Por los que defienden el derecho a la igualdad de género y a la diversidad sexual y se organizan para hacerlo efectivo.


Brindo por el recuerdo de quienes nos dejaron, pero siguen presentes en nuestra memoria, acciones y decisiones, como Carlos Monsiváis, Carlos Montemayor, Adolfo Sánchez Vázquez, Miguel Ángel Granados Chapa y Jorge Fuentes Morúa.


Por las reformas históricas que se lograron en materia de derechos humanos, que obligan a todas las autoridades a respetar las garantías previstas en los tratados internacionales firmados por México. Por los avances que se han logrado en la implementación de un sistema penal garantista y transparente en nuestro país.


Por la democratización de los medios de comunicación… No olvidemos que se trata de una propiedad social, cuya explotación se concesiona por el Estado. No existe justificación alguna por la cual las radios comunitarias y las televisiones culturales carezcan del reconocimiento legal para actuar y desarrollarse, cuando son ellas las que más servicios podrían dar a la sociedad. Lo mismo sucede con la industria minera, cuyos recursos también son de propiedad social y hoy son motivo de despojo y explotación irracional por empresas extranjeras, que sólo dejan deterioro ambiental en el país. Es loable el esfuerzo de los movimientos auténticamente ecologistas y de las comunidades que defienden el medio ambiente y la sustentabilidad como única alternativa viable para nuestra patria.

Por la unidad de la izquierda y la existencia de una candidatura única a la Presidencia de la República. Porque la población, especialmente la gente pobre que es mayoría, tome conciencia de que a pesar de las dificultades que se enfrentan, internas y externas, es la mejor opción para superar la marginación y el estado de indefensión en que se encuentran y para construir un mejor país para sus hijos.

También brindamos por la organización laboral, democrática, transparente y auténtica de los trabajadores mexicanos; para avanzar en la convicción de que todos somos trabajadores, algunos con empleo estable, otros precario y otros más sin plaza alguna y que sólo organizados lograremos la implementación de políticas que fortalezcan el mercado interno, favorezcan la creación de puestos laborales, mejoren nuestros salarios y eviten los abusos crecientes que tienden a destruir la seguridad en el empleo por conducto de una subcontratación descabellada, como lo proponen los proyectos de reforma de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional. Por lograr que los gobiernos de izquierda entiendan la importancia de privilegiar políticas de respeto a los derechos laborales colectivos, especialmente los de asociación, contratación colectiva y justicia laboral imparcial.


Por los asalariados que defienden sus fuentes de trabajo, electricistas, mineros, gasolineros, universitarios, trabajadores de servicios y educación, empleados públicos, todos enfrentados a políticas antisindicales implementadas por el gobierno federal, las administraciones locales y el propio Gobierno del Distrito Federal.


Brindamos con el deseo de que los derechos universales básicos, especialmente en materia de salud, ingreso mínimo de subsistencia y formación profesional, constituyan la preocupación central de cualquier gobierno, superando la equivocada idea de que lograrlo es imposible; por el contrario, el respeto a estos derechos puede convertirse en el eje de una nueva convivencia en una sociedad altamente productiva y en un ambiente de paz y crecimiento económico.


Concluimos nuestro brindis con una reflexión: sólo con un avance en la toma de conciencia y la organización de la sociedad será posible un cambio real en México. A sabiendas del desprestigio de la política, la gravedad de la crisis por la que atraviesa nuestro país pasa por la elección de gobiernos que atiendan como prioridad la situación de las mayorías y, a la vez, de una sociedad crítica que tenga la claridad de lo que quiere y necesita la nación para salir adelante; sin duda alguna, 2012 es una oportunidad de cambio que no debemos soslayar. 

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