fe de erratas

22 dic 2012

Veinte meses después, Sicilia ante el espejo

Veinte meses después, Sicilia ante el espejo

El líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia. Foto: Germán Canseco.
El líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia.
Foto: Germán Canseco.
Desde una comunidad en Francia, organizada bajo los principios de El Arca que concibió Lanza del Vasto, alumno de Gandhi, Javier Sicilia se dispone a regresar a México después de un mes y medio de retiro. Dice que allí, transcurridos más de 20 meses de que secuestraron y asesinaron a su hijo, apenas ha empezado su duelo, pero seguirá “acompañando” al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, insistirá en la Ley de Víctimas y en el Memorial, y, en medio de un dolor indecible que sólo es comprendido por quienes han vivido algo semejante, buscará crear un centro donde se enseñe la no violencia…


SAINT-ANTOINE-L’ABBAYE, Francia (Proceso).- Es igual a sí mismo: efervescente, complejo, paradójico, con su honestidad y su autenticidad tan carismáticas como lacerantes, con su humanidad a flor de piel, su coraje siempre al acecho, su dolor indecible, su duelo aplazado durante 20 meses y apenas iniciado en su retiro francés.
Es el mismo Javier Sicilia, obsesionado por Dios, el Mal y la fuerza del Amor, el poeta sutil, místico y atormentado cuyo hijo fue secuestrado, torturado y asesinado en forma salvaje junto con seis de sus compañeros la noche del 27 al 28 de marzo de 2011.
Desde esa fecha la barbarie se incrustó en cada uno de sus huesos, de sus músculos, de sus tejidos; penetró hasta lo más hondo de la memoria de su cuerpo; invadió su mente, su corazón, su alma; pulverizó su vida y lo proyectó en otra dimensión.
“Estaba caminando en Baltimore, penúltima etapa del recorrido por Estados Unidos que la Caravana del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad realizó el pasado mes deagosto, cuando sentí que unos clavos me lastimaban el pie. Me di cuenta de que se había zafado el tacón de una de mis botas. Estas botas me las había regalado mi hijo, y desde su  muerte siempre las he llevado puestas.
“Me quedé muy turbado y de repente oí dentro de mí la voz de Juan Francisco que me decía: ‘Ya terminamos, pa’. Lo hicimos bien. Vuélvete. Es tiempo de regresar’...........sigue
http://www.proceso.com.mx/?p=328599 

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